Preparación para la Meditación

1

A. Pidamos juntos el don del Padre prometido por Jesús.

T. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

A. Envía tu Espíritu y todo será creado,

T. Y renueva la faz de la tierra.

A. OREMOS:

Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haz- nos dóciles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

T. Amén.

2

A. Ven Espíritu Creador, visita las mentes de los tuyos; llena de gracia celestial los corazones que Tú creaste.

T. Tú, llamado El Consolador, Don del Dios Altísimo, Fuente viva, Fuego, Caridad y Espiritual Unción.

A. Tú, con tus siete dones, eres fuerza de la diestra de Dios. Tú, el prometido por el Padre, das palabras a nuestros labios.

T. Enciende tu luz en nuestras mentes, infunde tu amor en nuestros pechos, y a la debilidad de nuestra carne, vigorízala con redoblada fuerza.

A. Al enemigo ahuyéntalo lejos, danos la paz cuanto antes; yendo Tú delante como guía, sortearemos todos los peligros.

T. Que por Ti conozcamos al Padre, conozcamos igualmente al Hijo, y en Ti, Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.

A. Envía tu Espíritu y todo será creado.

T. Y renueva la faz de la tierra.

A. OREMOS:

Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haz- nos dóciles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

T. Amén.

3

A. ¡Ven Espíritu Santo!

T. Tú eres nuestra fuerza, Tú eres nuestra luz. Ven a nosotros, obra en nosotros, vive en nosotros para siempre. Destruye nuestros egoísmos, ayúdanos a disponernos a tu acción santificadora. Ábrenos a los demás, líbranos de la autosuficiencia y del orgullo. Sácanos de la mentira, danos un corazón nuevo, según tu voluntad, Santo Espíritu de Amor. Amén.

4

A. Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor;

T. Dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón.

A. OREMOS.

T. Mándanos, Padre, tu Espíritu de verdad, y haznos capaces de leer los signos de tu santa voluntad, que continuamente se manifiestan en el Evangelio de Jesús, en nuestras Constituciones, en las disposiciones de quienes ejercen el ministerio de animación de la Congregación, y en las circunstancias de nuestra vida. Haz que estemos siempre dispuestos a responderte con amor generoso y fiel.

A. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor.

T. Amén.

5

A. ¡Espíritu Santo!

T. Amor eterno del Padre y del Hijo, te damos gracias, te amamos, te pedimos perdón por todas las veces que te hemos contristado, en nosotros mismos y en nuestro prójimo.

A. A Ti, Santo Espíritu de Verdad,

T. Consagramos nuestra mente, imaginación y memoria, ilumínanos. Haz que conozcamos a Jesucristo, nuestro Maestro, y comprendamos su Evangelio.

A. A Ti, Espíritu vivificador.

T. Consagramos nuestro corazón. Protégenos y aumenta en nosotros la gracia divina. Amén.

6

A. Danos, Padre,

T. Docilidad plena a la escucha de tu Palabra: que sea para nosotros fuente y alimento de vida, luz para nuestro camino y fuerza de fidelidad, para que, meditándola diariamente como María, podamos hacerla fructificar en nosotros y anunciarla con eficacia a nuestros hermanos.

A. Por Jesucristo Nuestro Señor.

T. Amén.

7

A. Señor envíanos tu Espíritu de verdad.

T. Para que podamos penetrar mejor tu pa- labra revelada, hacerla nuestra con la meditación, expresarla con la palabra y con la vida. Así sabremos valorarlo todo: a nosotros mismos, a los demás, las cosas y los acontecimientos, a la luz de Cristo, asumiendo un compromiso coherente.

A. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

T. Amén.

8

A. Ven, Espíritu Santo,

T. Y envía del Cielo un rayo de tu luz.

A. Ven, Padre de los pobres,

T. Ven, dador de gracias, ven luz de los corazones.

A. Consolador magnífico,

T. Dulce huésped del alma, su dulce refrigerio.

A. Descansa en la fatiga,

T. Brisa de verano, consuelo en el llanto.

A. ¡Oh luz santísima!

T. Llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.

A. Sin tu ayuda,

T. Nada hay en el hombre, nada que sea bueno.

A. Lava lo que está manchado,

T. Riega lo que está árido, sana lo que está herido.

A. Dobla lo que está rígido,

T. Calienta lo que está frío, endereza lo que está torcido.

A. Concede a tus fieles que en ti confían,

T. Tus siete sagrados dones

A. Dales el mérito de la virtud,

T. Dales el puerto de la salvación, dales felicidad eterna. Amén.

9

A. Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz.

T. Ven, Padre de los pobres; ven, dador de gracias; ven, luz de los corazones. Consolador magnífico, dulce huésped del alma, su dulce refrigerio. Descanso en la fatiga, brisa en el verano, consuelo en el llanto.

A. ¡Oh luz santísima!

T. Llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles. Sin tu ayuda nada bueno hay en el hombre. Lava lo que está manchado, riega lo que esta árido, sana lo que está herido. Dobla lo que esta rígido, calienta lo que esta frío, endereza lo que está torcido.

A. Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones.

T. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna.

T. Amén.

10

A. Te damos gracias, Oh Padre,

T. Porque, cuando Jesús volvió a Ti, nos enviaste al Espíritu Santo para que nos enseñara
todo.

A. Aunque no podemos verlo,

T. Sabemos que está actuando en el mundo, en todo lo que es bueno y santo, y en nuestras vidas para que cumplamos tu voluntad.

A. Envíanos al Espíritu Santo,

T. Para que moldee nuestras vidas y nos guíe siempre. Amén. 

11

A. ¡Ven Espíritu Santo, inúndanos con tu luz!

T. Eleva nuestros pensamientos hacia la divina Sabiduría y haz que comprendamos más claramente el significado de nuestras vidas; y al mismo tiempo, el significado de todas las cosas. Ilumínanos y danos la fuerza para vivir de la verdad que haces brillar en nosotros.

A. Que todo nuestro ser y nuestra existencia

T. Estén vivificados por una fe intensa en el amor divino y por una caridad plena que da todo al corazón al Señor.

A. Haz incluso, que el amor

T. Se apodere de nuestro corazón, de nuestra voluntad y de todas nuestras acciones. ¡Ven Espíritu Santo, llénanos de tu santo ardor! Amén.

12

A. Oh Espíritu Santo,

T. Amor del Padre, y del Hijo,

A. Inspírame siempre

T. Lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar; cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia santificación.

A. Espíritu Santo,

T. Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar.

A. Dame acierto al empezar,

T. Dirección al progresar y perfección al acabar. Amén.

13

A. Ven, Espíritu Santo,

T. Manda tu luz desde el cielo, Padre amoroso del pobre, Don, en tus dones espléndido, luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo.

A. Ven, dulce Huésped del alma,

T. Descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego. Gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.

A. Entra hasta el fondo del alma,

T. Divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro. Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
A. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo.

T. Lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

A. Reparte tus siete dones,

T. Según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse, y danos tu gozo eterno. Amén.

14

A. Ven, oh Espíritu Santo, atiéndenos;

T. Espíritu del Padre, vivifícanos; Espíritu del Hijo, sálvanos.

A. Oh Amor eterno,

T. Llénanos con tu fuego; inflámanos e ilumínanos con tu luz.

A. Con tu consuelo,

T. Confórtanos; con tu gracia, guíanos; con tus ángeles protégenos. No permitas jamás, que nos separemos de Ti. Dios Espíritu santo, escúchanos.

A. Con el dedo de tu gracia, tócanos.

T. Vierte en nosotros el torrente de tu virtud. Fortalécenos con tus dones, y con tus frutos, consérvanos.

A. Líbranos del maligno enemigo,

T. En nuestra agonía, úngenos; a la hora de la muerte, defiéndenos. Amén.

15

A. ¡Oh Espíritu Santo!

T. Alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame y consuélame, dime qué debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.

Amén


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